Organizar y ocupar espacios: Aplicar las lecciones de ayer a las guerras culturales de hoy

Por Amilcar Priestley

A medida que los vientos políticos siguen cambiando a escala nacional, regional y mundial, hemos indagado en la labor de movimientos pasados para adquirir cierta perspectiva. Como repositorio de archivos del movimiento negro latinoamericano, no tuvimos que buscar muy lejos.

A partir de la década de 1960 y hasta la década de 1980, el movimiento social latinoamericano negro experimentó un tercer renacimiento, creciendo rápidamente. El trabajo realizado durante esta época se ha convertido en la columna vertebral moderna de gran parte del trabajo en torno a la afrolatinidad que se ve hoy en día. Dadas las similitudes entre entonces y ahora, con una renovada lucha ascendente por los derechos civiles y humanos, sus lecciones nos serán de gran utilidad.

Alrededor de 1968, estalló el renacimiento de los derechos humanos en la América Latina negra. Con el recuerdo del Gral. Louvertoure en 1803, el Gral. Antonio Maceo en 1896 y muchos otros, nuestras raíces cimarronas se combinaron con las influencias de los garveyitas, las luchas por los derechos civiles de los negros estadounidenses y la ola anticolonial que barrió África. Este despertar también se produjo en el momento álgido de la intromisión estadounidense en la región y del auge de las dictaduras militares respaldadas por Estados Unidos. Entonces, como ahora, había detractores dentro y fuera de la comunidad. . Desde Estados Unidos (Nixon) hasta América Latina y el Caribe (Chile, Argentina, Brasil, República Dominicana, Haití, Jamaica, Nicaragua, Guatemala), la organización de las comunidades durante esta época resultó peligrosa.

MÁS INFORMACIÓN: https://www.afrolatinofestnyc.com/trending/2020-festival-recap-zine

Imagen: Mesa Principal en la Ceremonia Inaugural del II Congreso de Cultura Negra en las Américas Universidad Paraninfo Marzo 1980 (Archivos CEAP/Proyecto Afrolatin@)

Aun así, el trabajo realizado en esta época nos proporciona varios marcos de actuación importantes que podemos adaptar a la actualidad. Aquí nos centramos en tres:

1) Construcción de solidaridad y organización
2) Reafirmación de las expresiones culturales, y
3) Documentación y datos. 

1) Durante esta época nacieron varias organizaciones, algunas de las cuales siguen existiendo hoy en día y otras han servido de precursoras de las organizaciones afrolatinas contemporáneas. El movimiento se organizó a escala local y regional con conferencias y reuniones abiertas y cerradas en las que participaron académicos, artistas y organizadores. El movimiento desarrolló un ecosistema. Los artistas inspiraron a los activistas, los activistas inspiraron a los artistas. E inspiraron y fueron inspirados por académicos, muchos de los cuales eran de primera generación.

Conclusión: Es necesaria una reevaluación del compromiso comunitario. La forma en que desarrollamos la comunidad dentro y fuera de Internet necesita una renovación para inspirar la acción. Tenemos que seguir apoyando, construyendo, haciendo crecer y participando tanto en organizaciones formales como en colectivos informales. En ambos casos, debemos colaborar identificando áreas de interés común que ayuden a avanzar en una plataforma o acción, al tiempo que cada uno persigue sus propias áreas de interés con el apoyo y la solidaridad de la comunidad. 

"El fortalecimiento organizacional se entiende como la colaboración, las redes, fraternidad [y sororidad], y unidad con personas y otras corporaciones que permitan el fortalecimiento y crecimiento mutuo de las organizaciones y el movimiento social afrocolombiano bajo los principios de apalancamiento y el panafricanismo.
-CARABANTU.org
Se entiende por fortalecimiento organizacional la colaboración, el trabajo en red, la hermandad y la unidad con las personas y otras corporaciones que permitan el fortalecimiento y crecimiento mutuo de las organizaciones y el movimiento social afrocolombiano bajo los principios de apalancamiento y el panafricanismo. -CARABANTU.org 

2) Un área clave de la organización que demostró su eficacia para aprovechar el colectivo y despertar a la comunidad fue el arte y la cultura. Ferias, festivales, presentaciones culturales intencionadas. La afirmación cultural frente al poder hegemónico es importante. Recientemente se ha vuelto a declarar una batalla cultural contra la población negra y parda.

Para llevar:
Se están imponiendo las herramientas y los ideales de antaño. Debemos fijarnos en las herramientas que los derrotaron por primera vez y perfeccionarlas para adaptarlas a las realidades actuales. Las manifestaciones públicas de afirmación cultural son especialmente importantes para los afrolatinos. Hace poco que hemos empezado a revertir la invisibilización a la que nos hemos enfrentado históricamente. Organizar reuniones en persona casi siempre ha sido arriesgado para nuestras comunidades. Debemos mitigar el riesgo, pero ocupar el espacio y asegurarnos de que nuestras voces sigan siendo escuchadas. Los que pueden deben ser conscientes de dar voz a los que no pueden entre nosotros. También debemos desarrollar un conocimiento profundo del estado de vigilancia en el que vivimos, donde las fronteras entre el gobierno y las empresas privadas son cada día más difusas. 

3) Documentación de nuestro trabajo; recopilación de datos. En aquella época, la cultura material incluía notas y actas de reuniones, carteles, folletos, revistas y periódicos. Estas publicaciones sirvieron para hacernos visibles en la cultura material popular, de la que históricamente nos apropiamos sin reconocimiento ni compensación. También sirvieron para informar e inspirar a quienes realizaban un trabajo similar en países que se enfrentaban a presiones autoritarias o geopolíticas internas. Otro elemento importante fue la recopilación de datos y documentación de nuestras comunidades. A finales de la década de 1970 surgieron varias organizaciones dedicadas a la etnoeducación y a garantizar una participación adecuada en el censo.

Para llevar: Hace más difícil borrarnos. Todos estamos demasiado familiarizados con las formas en que se nos invisibiliza. El patrimonio cultural material y escrito ayudó a contar nuestras historias en medios como la música, la danza, las artes visuales y la literatura. Debemos documentarnos tanto en las redes sociales como fuera de ellas. No somos los dueños de las plataformas de las redes sociales más populares y las tendencias políticas de sus propietarios siguen cambiando con el viento. En consecuencia, no debemos ni podemos depender únicamente de estas plataformas. Es importante guardar y hacer copias de seguridad del trabajo. Del mismo modo, mientras las administraciones y los gobiernos siguen jugando con los datos, nosotros debemos seguir presionando para que la recopilación y el análisis de datos y la adopción de tecnologías sean éticos. Debemos utilizar los conocimientos empíricos para complementar nuestras tradiciones e historias orales con el fin de seguir preservando y defendiendo nuestras culturas y experiencias vividas. 

Imagen: (1, arriba) Grupo de Trabajo: Dr Roy Simon Brice Laporte , Alberto Smith Fernandez ,Prof Melva de Goodin Panama; (2, abajo) Nicomedes Santacruz Escritor, Peru y Jean Casimir Sociologo, Haiti (CEAP/Afrolaitn@ Project Archives)


Amílcar Priestley

Amilcar Priestley es Director del Proyecto AfroLatin@®(http://afrolatinoproject.org/) y codirector del Festival Afrolatino de Nueva York y del Festival de Cine Liberación (www.afrolatinofestnyc). Desde 2006, el Proyecto pretende facilitar la curación de culturas, experiencias e historias afrolatinas y fomentar el uso de diversas herramientas para el desarrollo socioeconómico y político de las comunidades afrolatinas. El Festival es una plataforma de producción digital y experiencial que educa, afirma y celebra las numerosas contribuciones de los afrodescendientes de América Latina y el Caribe. Comenzó su carrera jurídica como asociado en una boutique de derecho del entretenimiento y es consejero general en una agencia de publicidad global. También es director de COI Consulting, una empresa de asesoramiento sobre propiedad intelectual, licencias y medios digitales. Amílcar es licenciado por el Swarthmore College y la Brooklyn Law School.

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