Carta a Miriam Jiménez Román:

De un jabao como tú
Miguel Ángel López Jr.

Es el 11 de junio, tu cumpleaños, y me imagino terminando un largo viaje en metro en la estación del Atlántico, todavía luchando con qué ofrenda traerte, o mejor dicho: cuál te frustraría menos. ¿El biscochito que te encanta pero hecho por "el presentao", cuya pastelería juraste no volver a frecuentar, o coger otro pinot? Sé que este es tu vino favorito aunque nunca bebes una gota de mis selecciones. Agradecido por mi mediocre contribución a tu festín móvil, permites educadamente que otros beban.

Hace casi dos años, mis colegas y yo pusimos una mesa virtual -un convite, un vente tú, un junte- para conmemorar a un gigante sobre cuyos hombros estamos. Pusimos una mesa que simboliza la familia que elegimos. En los últimos días de nuestro tiempo contigo, Miriam, fueron Zaire, Josué, Larry, Ryan, Kwami, Melissa, Yamila, Pablo y la familia que elegiste a tu lado. La ética común, la curiosidad, el compromiso con el aprendizaje y la justicia hacían de uno un amigo, incluso de la familia de Miri.

Creo que usted vio su legado en la búsqueda de la justicia y en aquellos que están abiertos e imbuidos del conocimiento que podría conducir a un mundo más justo.

La Dra. Maya Angelou, al hablar del legado de W.E.B. Dubois, dijo que éste debería ser recordado por la virtud del coraje, "el coraje es la más importante de todas las virtudes porque sin coraje no se puede practicar ninguna de las otras virtudes de forma consistente".

Miriam, usted demostró un enorme valor para enseñar y aprender. Frente al racismo saturado y el sexismo cúmulo, fuiste inflexible, sosteniendo la ética y las virtudes que creías que podían hacernos mejores a todos.

Es 2022. Voy en el metro. Estoy en Cooper Square. Miro el mar con Charles en Cabo Rojo. Estoy evitando las bicicletas y los carros en Park Slope. Se siente como si nos hubieras dejado ayer. Tu voz está en mi mente. ¿Criticarás mi ofrenda? ¿Qué editarías de esta carta?

Cuando hablamos de ti es inevitable que reflexionemos sobre tu ferozmente crítica cosmovisión y voluntad, con una impaciente reverencia. Los ojos vagabundos reflexionan sobre la vez -o las veces- que nos hablaste de nosotros mismos y no podemos quitárnoslo de la cabeza. Como aquella vez que Josué nos llevó a Queens porque nunca habías comido una Bandeja Paisa. Entraste con escepticismo y cuando el filete llegó seco, demasiado hecho y duro lo cogiste y lo sacudiste. "Por qué siempre hacemos esto". Mirando hacia arriba, hiciste un gesto con la mano para el mesero que no sabía lo que estaba a punto de golpear. "Tenemos que decírselo. Si no, como van a aprender". Creo que tu mirada ferozmente crítica fue a menudo malinterpretada como cinismo. En el tiempo que llevamos juntos me he dado cuenta de que no eres un cínico, sino un idealista.

Sobre la comida y la vida, tal y como la hacemos juntos, tenías una lente que percibía que tras el recodo de nuestra atención al detalle y el compromiso de escuchar y estudiar había un mundo más ideal, aún no realizado.

"Hay una versión mejor de esto"

Hablando de chefs descuidados y de la verdad al poder.

"Hay una versión mejor de esto"

La energía que consumías mientras mantenías un estándar más alto para el mundo era engendrada por la pasión y la convicción, no por el elitismo. Sólo un idealista podría criticar implacablemente el mundo tal y como es con un fervor tan frecuente como el tuyo. Todos deberíamos aspirar a un mundo en el que abrazáramos el valor que se necesita para creerlo,

"Podría ser mejor que esto. "




Miguel Ángel López Jr.

Miembro del Foro AfroLatin@

Alumna de la difunta Miriam Jiménez Román

Anteriormente
Anteriormente

Anuncio de Pensamientos

Siguiente
Siguiente

Por qué es importante centrarse en la negritud