Definir "afrolatino"
[extracto de la Introducción, The Afro-Latin@ Reader: History and Culture in the United States, Duke University Press, 2010].
¿Afrolatino@? ¿Qué es un afrolatino? ¿Quién es un afrolatino? El término nos confunde porque estamos acostumbrados a pensar en "afro" y "latin@" como algo distinto y mutuamente excluyente: uno es negro o latin@.
La respuesta corta es que los afrolatin@s pertenecen a ambos grupos. Son los afrodescendientes de México, América Central y del Sur y el Caribe hispanohablante, y por extensión los afrodescendientes de Estados Unidos cuyos orígenes están en América Latina y el Caribe.
Aunque esta definición parezca sencilla, la realidad es que el término no está universalmente aceptado y no hay consenso sobre su significado. Las dificultades en torno a cómo nos llamamos reflejan las complejas historias de los africanos y sus descendientes en las Américas.
Y esto nos lleva a la respuesta larga. En términos generales, la palabra "Afro-Latin@" puede considerarse una expresión de las relaciones transnacionales a largo plazo y de los acontecimientos mundiales que generaron y se vieron a su vez afectados por determinados movimientos sociales globales. Si nos remontamos a finales del siglo XIX y principios del XX, el panafricanismo señaló por primera vez una identificación explícita y organizada con África y los descendientes de africanos y, de forma más amplia, con los pueblos no blancos a nivel mundial. Junto a este proceso, los conceptos de negritud y los movimientos culturales como el Renacimiento de Harlem y el afrocubanismo ganaron cada vez más terreno durante las décadas de 1920 y 1930.
El período que va desde mediados de siglo hasta la década de 1980 vio el crecimiento de los movimientos de liberación africanos como parte de un proceso de descolonización global, así como los movimientos de Derechos Civiles y Poder Negro en los Estados Unidos. En América Latina, los inicios de las organizaciones antirracistas y el Congreso de finales de 1970* introdujeron el primer contexto continental para una autoidentificación asertiva de los afrodescendientes y una condena claramente articulada del racismo antinegro. En Estados Unidos se produjo una evolución similar durante esos años, con el aumento de las conversaciones sobre la "gente de color" y el paso de los términos "negro" y "de color" a negro, afroamericano o afroamericano. Con el explosivo aumento demográfico de los inmigrantes de América Latina y el Caribe, la noción de una identidad pan-étnica hispana o latina también estaba ganando terreno en el mismo período.
A partir de la década de 1980, espoleada por la lucha contra el apartheid en Sudáfrica, crece el interés por las realidades del racismo a escala mundial y la centralidad de África para comprender este acuciante fenómeno político. El concepto de diáspora africana, aunque implícito durante décadas en esta larga trayectoria histórica, pasa a primer plano durante estos años y sirve de paradigma guía en nuestros tiempos. Lo más importante para nuestros propósitos es que reconoce los vínculos históricos y continuos entre los 180 millones de afrodescendientes que se calcula que hay en las Américas. Junto con los términos "negro", "afrodescendiente" y "afrolatino-americano", el nombre Afro-Latin@ ha servido para identificar la circunscripción de los numerosos y vibrantes movimientos y causas antirracistas que han ido cobrando impulso en todo el hemisferio durante más de una generación y que alcanzaron una importancia internacional en la Conferencia Mundial contra el Racismo: Discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia, convocada por la UNESCO en Durban (Sudáfrica) en 2001.
El término "afrolatino" nació y creció en este crisol transnacional de lucha y autoafirmación, y hasta los últimos años se ha utilizado principalmente para referirse a los afrodescendientes en América Latina y el Caribe en su conjunto, aunque la terminología específica de cada nación y región sigue siendo predominante. Por ejemplo, dependiendo del contexto, una mujer negra en Ecuador puede identificarse como afrolatina, afrodescendiente, afroecuatoriana o choteña. Sin embargo, desde principios de la década de 1990, en parte como resultado del cruce intelectual entre el norte y el sur, el término ha ganado cada vez más terreno en Estados Unidos. Al igual que en América Latina, donde el prefijo Afro ha sido fundamental para desafiar los efectos homogeneizadores de las construcciones nacionales y regionales, en Estados Unidos el término "Afro-Latin@" ha surgido como una forma de señalar las contradicciones raciales, culturales y socioeconómicas dentro de la idea demasiado vaga de "Latin@". Además de reforzar esos lazos transnacionales siempre activos, el concepto Afro-Latin@ llama la atención sobre el racismo anti-negro dentro de las propias comunidades latinas. En el caso de los inmigrantes más recientes, estas actitudes se traen como bagaje ideológico de los países de origen, mientras que para los ciudadanos de Estados Unidos de toda la vida reflejan la ubicación histórica de la negritud en la parte inferior de la jerarquía racial y la propensión latina a defender el mestizaje (mezcla racial y cultural) como una panacea excepcionalista y deseada. También es un desafío permanente al monopolio afroamericano y anglófono de la negritud en el contexto estadounidense, con evidentes implicaciones a nivel hemisférico. En todo el hemisferio, "afro" sirve para vincular las luchas y declarar una comunidad de experiencias e intereses. Lo más significativo es que el prefijo establece la conexión histórica y cultural fundacional con África, una afirmación que desafía simultáneamente las ideologías eurocéntricas que han caracterizado a América Latina y el Caribe.
Así, aunque reconocemos la primacía y la prioridad histórica del uso hemisférico del término, en este volumen nos centramos en el contexto de Estados Unidos, estratégicamente importante pero aún poco estudiado, de la experiencia afrolatin@. ¿Qué significa entonces Afro-Latin@ en ese contexto? ¿Qué son y quiénes son los afrolatinos de Estados Unidos?
Evidentemente, la referencia es a aquellos cuyo número y trayectoria histórica han tenido mayor importancia en Estados Unidos. Sin dejar de reconocer las inextricables conexiones con el movimiento transnacional o campo identitario ("ethno-scape") del mismo nombre, hay condiciones y significados que son específicos del marco nacional de la historia y la sociedad de Estados Unidos. En algunos casos, las experiencias transnacionales y domésticas pueden incluso estar alejadas unas de otras y mostrar mayor discontinuidad que paralelismo. Así, por ejemplo, a pesar del lugar crucial que ocupa Brasil -país con una población negra sólo superada por la de Nigeria- en el contexto latinoamericano, la presencia brasileña en Estados Unidos ha sido relativamente pequeña y la afrobrasileña insignificante. Del mismo modo, a pesar de la enorme importancia de la Revolución Haitiana para la historia del hemisferio y de los paralelismos que pueden establecerse entre todos los pueblos inmigrantes de ascendencia africana, en el contexto de Estados Unidos los haitianos se han distinguido siempre -y a menudo se han distinguido- de los latinos. A diferencia del caso de los afro-latin@s, los haitianos son generalmente entendidos como inequívocamente negros.